Los incendios representan uno de los mayores riesgos para la seguridad en edificaciones, afectando tanto a los ocupantes como a los bienes y la propia estructura. Las consecuencias de un incendio son invariablemente pérdidas, ya sea en términos materiales, servicios interrumpidos o, lo más lamentable, pérdidas de vidas humanas. La estabilidad de un edificio durante un incendio depende de la respuesta de sus elementos estructurales al calor extremo, que puede provocar el colapso de dichos elementos.